viernes, 1 de octubre de 2010

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FÁBULAS (1 DE 2)

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Era un día de verano y una hormiga caminaba por el campo recogiendo granos de trigo y otros cereales para tener algo que comer en invierno. Una cigarra la vio y se sorprendió de que fuera tan laboriosa y de que trabajara cuando los demás animales, sin fatigarse, se daban al descanso.

La hormiga, de momento, no dijo nada; pero, cuando llegó el invierno la cigarra, hambrienta, fue al encuentro de la hormiga para pedirle que le diera parte de su comida. Entonces, ella respondió: "Cigarra, si hubieras trabajado entonces, cuando yo me afanaba y tú me criticabas, ahora no te faltaría comida."

Moraleja: Hay que trabajar cuando toca para luego no tener que lamentarse.


EL HOMBRE, EL HIJO Y EL BURRO

Un hombre y su hijo iban con su burro al mercado. En el camino alguien les dijo “no sean tontos, ¿para qué es un burro sino para montarse?”

El hombre puso al niño sobre el burro y una gente gritó “Que niño tan flojo, haciendo caminar a su padre”.

El padre bajó al niño y se montó él, entonces otra gente dijo: “¿No le da pena a ese hombre estar montado en el burro mientras su pobre hijo va caminando?”.

Entonces ambos se montaron en el burro y otra gente en el camino dijo: “¿No les da pena ponerle tanto peso al burro?”

Entonces tomaron un palo, y colgaron el burro de allí por las patas, para ambos llevarlo a él. Todos alrededor se reían y cuando iban por un puente, el burro trató de dar una patada y se les cayó al agua, pero como tenía los pies amarrados, se ahogó.

Moraleja: Trata de complacer a todos y no complacerás a ninguno.

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